Por Carla Sandoval
Hoy supe por una amiga querida que iban a realizar un homenaje a mi padre, José Humberto Sandoval, más conocido como "El Fantasma", por el día international del jazz. La noticia fue publicada en un corto artículo que apareció en El Periodico y que se puede leer en el siguiente vínculo: http://elperiodico.com.gt/2016/04/30/oculta/homenaje-al-fantasma/
Mi padre murió en el '86, en la pobreza más grande, vivía en cuartucho cerca de la línea del tren con su hijo que llevaba el mismo nombre que él y su esposa de entonces, enferma alcohólica como él. Yo estaba de vacaciones en Guatemala cuando se murió su esposa, la madre de mi (medio) hermano y como 6 meses después, supimos aqui en Bélgica de la muerte de mi padre. Busqué durante muchos años a mi hermano y hace unos meses a penas, supe que él se había quedado en la calle después de la muerte de sus genitores. Vivió como esos miles de niños y niñas de la calle en nuestro lindo país: hambrientos, sin protección y sin amor. Mi hermano fue asesinado en 1997 mientras dormía en la calle, a los 21 años edad. Lo supe por un informe que encontré en el internet de una ONG humanitaria que en ese entonces monitoreaba la muerte y asesinatos de niños y niñas de la calle en el país de la eterna primavera.
Esa fue pues la vida de mi padre: un hombre con un inmenso talento, un artista, músico y compositor de música jazz, con gran reconocimiento artístico en su momento pero que tuvo la gran desgracia de nacer en un país donde el arte y los y las artistas tienen que o morirse de hambre o salir al exilio para poder sobrevivir. Un país que no le brinda ninguna protección social a los que en verdad lo necesitan como el hijo del Fantasma, mi hermano, quien fue vilmente asesinado. Un país donde las cosas no cambian o si lo hacen, es solo para deteriorarse...
Estaba en Guatemala cuando iniciaron las protestas civiles, cuando las capas medias mestizas de las grandes ciudades tomaron las plazas centrales para protestar contra la corrupción del gobierno de turno (aunque todos lo han sido) y demandar la destitución de la vice-presidenta. Se decía que le había llegado 'su primavera' a Guatemala en comparasión con las protestas ciudadanas en varios paises árabes...y sabemos cómo les fue a esos...y Guatemala de seguir ese mismo rumbo: en lugar de avanzar, a retroceder se dijo. Fatalidad? No lo creo. Es que no han comprendido en Guatemala esas capas medias mestizas que no es solo de salir los sábados o domingos a protestar con banderas y vuvuzelas. Que no se trata de solo demandar que renuncien a sus cargos y se vayan a la carcel los corruptos de turno. Se trata de cambiar el sistema y para ello, no es suficiente llenar durante unos cuantos sábados las plazas centrales.
Para cambiar el sistema, se necesita de un moviento social y popular que una a los distintos sectores de la sociedad y no dejo de preguntarme entonces: Dónde estan estas capas medias mestizas cuando se trata por ejemplo de apoyar y formar parte de la gran marcha por el agua del movimiento campesino e indígena que llegó a la capital hace poco? Para cambiar el sistema, se tiene que ir educando y alfabetizando políticamente al pueblo guatemalteco, sin dejar a nadie atrás, para que sepan cuales son los cambios reales que deberían estar exigiendo. Para cambiar el sistema, se tiene que deconstruir el sistema neoliberal-consumiste y el patriarcado. Para cambiar el sistema, se necesita formar lideres y liderezas con integridad y ética para que logren cohesionar los distintos sectores sociales y unificar las demandas de justicia y de cambio estructural. Para cambiar el sistema, se necesita valorar el arte y darle un lugar estratégico para que logre su objectivo real: traducir los sentimientos y exigencias del pueblo en ese lenguaje universal que todos y todas comprendemos a través de la música, la pintura, el baile o cualquier otra expresión artística.
Mi padre murió en la pobreza más vil, su hijo fue asesinado, su música está en manos de una señora de la élite artística de Guatemala que no le importa para nada la transformación social. Esa es la triste realidad de mi país. Un país gobernado por un Trump versión chapina. Un país donde la mediocridad y la corrupción sostienen y mantienen ese sistema tan abyecto donde mujeres siguen siendo violadas y asesinadas todos los días, donde niños y niñas se siguen muriendo de enfermedades perfectamente curables, donde el racismo hacia las personas indígenas sigue imperando y donde las cosas solo cambian para ir deteriorándose. Y es que no es solo Guatemala a final de cuentas, parece ser el rumbo de la mayoría de los países en este mundo.
Y no es que no me alegre que se le haga un homenaje a mi padre. Es que me da rabia que que se haga en un país donde la hipocresía y la mediocridad sean la norma, no la excepción.