Por Mariana Lara Palacios.
La tarea de entrevistar a la Dra. Elizabeth Odio Benito es de un elevado honor, sin embargo, también representa un reto.
Ante una profesional del Derecho, académica, feminista, quien ha sido Ministra de Justicia y Vice-presidenta de Costa Rica, su país natal, Relatora especial de la Subcomisión de Derechos Humanos de Naciones Unidas, Jueza del “Tribunal Internacional para juzgar los crímenes de la antigua Yugoslavia”, Vice-presidenta de la Corte Internacional Penal en La Haya, y actualmente Jueza de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, no solo me tiembla la mano, sino que encuentro sumamente difícil la escogencia de las preguntas, de las muchas que me saturan la cabeza al dirigirme a ella. Y sobre todo, el mantenerme concisa para que la entrevista quepa en un par de páginas virtuales, tomando en cuenta que lo que ella nos puede ilustrar, es tanto.
Hablar de la Dra. Odio Benito es hablar de justicia, igualdad, equidad, inclusión y de cambio. Sobre todo, cambio. Un cambio que se hace imperante en la sociedad a nivel mundial sobre el paradigma aun en sombras, que proclamó en 1948 la igualdad de todos los seres humanos en dignidad y derechos, pero que pronto dejó ver que no incluía a las mujeres. Punto central de su conferencia TED, publicada el 16 de Marzo (la cual también se reproduce abajo) y para quien dicho paradigma y en el caso de las mujeres, puede resumirse en la siguiente frase:
“Todas las mujeres, todos los días, todos los derechos.”
1. Dra. ¿Qué cambios aún faltan por hacer, por parte de los gobiernos y de la sociedad para que el paradigma de igualdad incluya a las mujeres de una vez por todas?
Hay que acabar con todos los estereotipos de género que otorgan superioridad y supremacía a los varones y enseñar a niñas y niños su condición de iguales.
Solidaridad y respeto son valores esenciales que deben impregnar nuestra formación. El verdadero cambio vendrá de ahí. Por ahora, solo hemos obtenido progresos parciales, cuya importancia no hay que desestimar. Cada vez más mujeres demuestran su talento en las ciencias, las tecnologías, la política, el arte, los negocios, la economía, etc.
Todavía no somos más que minorías, pero estamos ahí y damos las peleas qué hay que dar. Feministas del mundo, de diferentes condiciones étnicas, sociales, países, nos unimos en esas luchas que son las de todas. Y en nuestro continente contamos con una "Convención de Derechos Humanos" y una "Convención para Erradicar toda forma de Volencia contra las Mujeres" que son dos instrumentos legales muy poderosos que la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) convierte en sentencias de obligatorio acatamiento y que marcan un cambio muy profundo en nuestros países.
2. Como usted lo decía en su conferencia TED, la falta de equidad, el machismo, la creciente violencia contra la mujer es un problema global, no solo de unos pocos países. Usted como mujer que ha vivido en Europa y en América Latina, ¿cuáles serían las mayores diferencias que encuentra entre las formas de violencia y discriminación entre una región y otra?
La lucha de las mujeres por sus derechos civiles, políticos, sociales y culturales, es muy antigua. En todo el siglo XIX y primera parte del siglo XX, tanto en Europa como en nuestro continente, las mujeres peleamos por tener derecho a la educación, a participar en la vida política con capacidad para elegir y ser electas, a trabajar y recibir el mismo salario que los hombres, entre muchos otros.
Fue a partir de la fundación de las Naciones Unidas y la Declaración Universal de los Derechos Humanos, los Pactos de los Derechos civiles y políticos y económicos, sociales y culturales, y todo el desarrollo de las convenciones del Derecho Internacional de los Derechos Humanos, que empezó un cambio muy importante en el mundo occidental. Poco a poco se fueron introduciendo cambios legislativos, en las Constituciones y las leyes de los paises, que reconocen la igualdad (formal) de todas las personas. Aunque claro que todavía faltan leyes que reconozcan la paridad entre mujeres y hombres en todos los órdenes sociales. Los problemas que subsisten en la realidad son enormes.
3. En el caso de América Latina y a diferencia de Europa por ejemplo, han habido avances significativos como el hecho de tipificar la figura del femicidio o feminicidio en las leyes de países como Guatemala, Costa Rica, Chile, Perú, Nicaragua, El Salvador y México. Existen incluso tribunales específicos y otras instancias que coadyuvan al sistema de justicia en la eliminación de la violencia contra la mujer. ¿Por qué entonces las tasas de femicidios y de violencia doméstica en lugar de disminuir están subiendo alarmantemente en la región?
Efectivamente, el mayor obstáculo para alcanzar el paradigma que contiene el artículo primero de la Declaración Universal es la violencia que sufrimos las mujeres y que tiene muy diferentes manifestaciones, unas más visibles y groseras que otras más sutiles, pero todas igualmente injustas y dañinas.
La violencia sexual de la que somos victimas en los hogares, las calles, los centros laborales, universidades, etc. sin olvidar lo que nos ocurre en todos los conflictos armados de los últimos veinte siglos (para no ir más atrás), es una pandemia Universal. Así declarada por las Naciones Unidas. Se criminaliza las conductas de los perpetradores, algunos (muy pocos) son llevados ante la justicia, nacional o internacional. Pero no se observan cambios ni mejorías casi. ¿Por qué? Nos preguntamos.
Porque las leyes son un instrumento muy importante y poderoso. Pero más importante y poderoso es el cambio que solo se puede producir en nuestras sociedades a través de la educación. Esos procesos deben empezar desde la cuna y permear todos los ciclos formales e informales.
4. Hace sólo cuatro meses se vivió en Guatemala lo que para muchos ha sido un femicidio de Estado al haber muerto quemadas 42 niñas en un “Hogar Seguro” en Guatemala, ante la indiferencia e inacción de las autoridades, a todo nivel. Es un evento que sin duda marcará la historia del país como algo que definitivamente no puede volver a pasar. ¿Qué opinión tiene al respecto?
Descuido, negligencia, irresponsabilidad, desprecio. La violencia en todas sus expresiones y manifestaciones contra criaturas inocentes produjeron ese crimen masivo por el que los culpables deben responder.
Mi indignación y dolor no cesan ni cesarán, hasta que los responsables de todos los órdenes no comparezcan ante la justicia y se les exíjan las responsabilidades por las que deben dar cuenta.
5. ¿Cree usted que éste caso pudiera incluso llegar ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos?
Estoy segura de que el caso llegará a la CIDH por eso no quise extenderme mucho en la pregunta anterior.
6. Al hablar de discriminación y violencia contra la mujer no se puede evitar sentir frustración, pesimismo, dolor y hasta rabia, naturalmente. Pero, la humanidad también tiene sus luces. ¿Nos podría mencionar algunas buenas prácticas que actualmente se estén implementando y que ayuden a la inclusión de las mujeres en el paradigma de igualdad?
Para mí siguen siendo muy importantes las acciones afirmativas, las cuotas (que en el mundo de la política han dado buen resultado) y políticas públicas de gobiernos que fijen obligaciones a los entes públicos (créditos privilegiados en los bancos, por ejemplo); y a los privados (la obligación del salario igual para igual trabajo, con sanciones económicas fuertes a quienes incumplan, por ejemplo). Y por supuesto, modificar radicalmente la currícula de las instituciones de educación (maternales, kinder, primarias, secundarias, universitarias) para introducir los valores y ética de los Derechos Humanos, empezando por la igualdad en dignidad y derechos de todas las personas.
La tarea de entrevistar a la Dra. Elizabeth Odio Benito es de un elevado honor, sin embargo, también representa un reto.
Ante una profesional del Derecho, académica, feminista, quien ha sido Ministra de Justicia y Vice-presidenta de Costa Rica, su país natal, Relatora especial de la Subcomisión de Derechos Humanos de Naciones Unidas, Jueza del “Tribunal Internacional para juzgar los crímenes de la antigua Yugoslavia”, Vice-presidenta de la Corte Internacional Penal en La Haya, y actualmente Jueza de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, no solo me tiembla la mano, sino que encuentro sumamente difícil la escogencia de las preguntas, de las muchas que me saturan la cabeza al dirigirme a ella. Y sobre todo, el mantenerme concisa para que la entrevista quepa en un par de páginas virtuales, tomando en cuenta que lo que ella nos puede ilustrar, es tanto.
Hablar de la Dra. Odio Benito es hablar de justicia, igualdad, equidad, inclusión y de cambio. Sobre todo, cambio. Un cambio que se hace imperante en la sociedad a nivel mundial sobre el paradigma aun en sombras, que proclamó en 1948 la igualdad de todos los seres humanos en dignidad y derechos, pero que pronto dejó ver que no incluía a las mujeres. Punto central de su conferencia TED, publicada el 16 de Marzo (la cual también se reproduce abajo) y para quien dicho paradigma y en el caso de las mujeres, puede resumirse en la siguiente frase:
“Todas las mujeres, todos los días, todos los derechos.”
1. Dra. ¿Qué cambios aún faltan por hacer, por parte de los gobiernos y de la sociedad para que el paradigma de igualdad incluya a las mujeres de una vez por todas?
Hay que acabar con todos los estereotipos de género que otorgan superioridad y supremacía a los varones y enseñar a niñas y niños su condición de iguales.
Solidaridad y respeto son valores esenciales que deben impregnar nuestra formación. El verdadero cambio vendrá de ahí. Por ahora, solo hemos obtenido progresos parciales, cuya importancia no hay que desestimar. Cada vez más mujeres demuestran su talento en las ciencias, las tecnologías, la política, el arte, los negocios, la economía, etc.
Todavía no somos más que minorías, pero estamos ahí y damos las peleas qué hay que dar. Feministas del mundo, de diferentes condiciones étnicas, sociales, países, nos unimos en esas luchas que son las de todas. Y en nuestro continente contamos con una "Convención de Derechos Humanos" y una "Convención para Erradicar toda forma de Volencia contra las Mujeres" que son dos instrumentos legales muy poderosos que la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) convierte en sentencias de obligatorio acatamiento y que marcan un cambio muy profundo en nuestros países.
2. Como usted lo decía en su conferencia TED, la falta de equidad, el machismo, la creciente violencia contra la mujer es un problema global, no solo de unos pocos países. Usted como mujer que ha vivido en Europa y en América Latina, ¿cuáles serían las mayores diferencias que encuentra entre las formas de violencia y discriminación entre una región y otra?
La lucha de las mujeres por sus derechos civiles, políticos, sociales y culturales, es muy antigua. En todo el siglo XIX y primera parte del siglo XX, tanto en Europa como en nuestro continente, las mujeres peleamos por tener derecho a la educación, a participar en la vida política con capacidad para elegir y ser electas, a trabajar y recibir el mismo salario que los hombres, entre muchos otros.
Fue a partir de la fundación de las Naciones Unidas y la Declaración Universal de los Derechos Humanos, los Pactos de los Derechos civiles y políticos y económicos, sociales y culturales, y todo el desarrollo de las convenciones del Derecho Internacional de los Derechos Humanos, que empezó un cambio muy importante en el mundo occidental. Poco a poco se fueron introduciendo cambios legislativos, en las Constituciones y las leyes de los paises, que reconocen la igualdad (formal) de todas las personas. Aunque claro que todavía faltan leyes que reconozcan la paridad entre mujeres y hombres en todos los órdenes sociales. Los problemas que subsisten en la realidad son enormes.
3. En el caso de América Latina y a diferencia de Europa por ejemplo, han habido avances significativos como el hecho de tipificar la figura del femicidio o feminicidio en las leyes de países como Guatemala, Costa Rica, Chile, Perú, Nicaragua, El Salvador y México. Existen incluso tribunales específicos y otras instancias que coadyuvan al sistema de justicia en la eliminación de la violencia contra la mujer. ¿Por qué entonces las tasas de femicidios y de violencia doméstica en lugar de disminuir están subiendo alarmantemente en la región?
Efectivamente, el mayor obstáculo para alcanzar el paradigma que contiene el artículo primero de la Declaración Universal es la violencia que sufrimos las mujeres y que tiene muy diferentes manifestaciones, unas más visibles y groseras que otras más sutiles, pero todas igualmente injustas y dañinas.
La violencia sexual de la que somos victimas en los hogares, las calles, los centros laborales, universidades, etc. sin olvidar lo que nos ocurre en todos los conflictos armados de los últimos veinte siglos (para no ir más atrás), es una pandemia Universal. Así declarada por las Naciones Unidas. Se criminaliza las conductas de los perpetradores, algunos (muy pocos) son llevados ante la justicia, nacional o internacional. Pero no se observan cambios ni mejorías casi. ¿Por qué? Nos preguntamos.
Porque las leyes son un instrumento muy importante y poderoso. Pero más importante y poderoso es el cambio que solo se puede producir en nuestras sociedades a través de la educación. Esos procesos deben empezar desde la cuna y permear todos los ciclos formales e informales.
4. Hace sólo cuatro meses se vivió en Guatemala lo que para muchos ha sido un femicidio de Estado al haber muerto quemadas 42 niñas en un “Hogar Seguro” en Guatemala, ante la indiferencia e inacción de las autoridades, a todo nivel. Es un evento que sin duda marcará la historia del país como algo que definitivamente no puede volver a pasar. ¿Qué opinión tiene al respecto?
Descuido, negligencia, irresponsabilidad, desprecio. La violencia en todas sus expresiones y manifestaciones contra criaturas inocentes produjeron ese crimen masivo por el que los culpables deben responder.
Mi indignación y dolor no cesan ni cesarán, hasta que los responsables de todos los órdenes no comparezcan ante la justicia y se les exíjan las responsabilidades por las que deben dar cuenta.
5. ¿Cree usted que éste caso pudiera incluso llegar ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos?
Estoy segura de que el caso llegará a la CIDH por eso no quise extenderme mucho en la pregunta anterior.
6. Al hablar de discriminación y violencia contra la mujer no se puede evitar sentir frustración, pesimismo, dolor y hasta rabia, naturalmente. Pero, la humanidad también tiene sus luces. ¿Nos podría mencionar algunas buenas prácticas que actualmente se estén implementando y que ayuden a la inclusión de las mujeres en el paradigma de igualdad?
Para mí siguen siendo muy importantes las acciones afirmativas, las cuotas (que en el mundo de la política han dado buen resultado) y políticas públicas de gobiernos que fijen obligaciones a los entes públicos (créditos privilegiados en los bancos, por ejemplo); y a los privados (la obligación del salario igual para igual trabajo, con sanciones económicas fuertes a quienes incumplan, por ejemplo). Y por supuesto, modificar radicalmente la currícula de las instituciones de educación (maternales, kinder, primarias, secundarias, universitarias) para introducir los valores y ética de los Derechos Humanos, empezando por la igualdad en dignidad y derechos de todas las personas.