Por Carla Sandoval
Después de un buen tiempo de silencio, vuelvo a escribir en este espacio para dar mi apoyo a todas las mujeres y las personas que luchan en Guatemala por los derechos reproductivos y sexuales de los y las guatemaltecas. Lo hago después de leer la noticia del barco de la ONG Holandesa Women on Waves que está en Guatemala y al cual el gobierno retrógrada, misógino y asesino de Guatemala le hace la guerra por querer ayudar, apoyar e informar a las miles de mujeres guatemaltecas de toda clase social y etnia confundida que necesitan de esta clase de apoyo.
El hablar y debatir de derechos reproductivos y sexuales, del aborto y de una sexualidad libre sin tabúes ni hipocresías en un país como Guatemala no es fácil. Rápidamente se cae en tener que estar escuchando y defendiéndose de propósitos dogmáticos, de creencias basadas en la pura ignorancia y sostenidas por las religiones patriarcales que tanto daño han hecho durante siglos en el mundo entero y han provocado la muerte de millones de mujeres.
Pero los hechos son hechos: aquí, unas estadísticas de nuestro país vecino México ya que no encontré para Guate pero debe ser una situación bastante parecida:
En países como México y Guatemala, los embarazos no deseados, no planeados, no negociados y/o prematuros por falta de educación sexual, por falta de información, por falta de acceso a métodos de planificación, por el machismo dominante que impide a las mujeres negociar una sexualidad segura, por la hipocresía dominante o por violación son pan cotidiano.
Miles de mujeres, jóvenes y menos jóvenes, se ven entonces confrontadas a tener que ‘padecer’ o ‘soportar’ un embarazo no deseado, no planeado y/o no negociado en un país como Guatemala donde el aborto es ilegal. Esto va a significar para la gran mayoría de ellas tener que poner al mundo una criatura en circunstancias emocionales y muchas veces también materiales que no les permitirá nunca o difícilmente, ni a ellas ni a esta criatura, gozar de una maternidad o de una niñez feliz, constructiva, digna o satisfactoria.
No son los hombres pues que tienen que padecer durante nueve meses este embarazo no deseado/no planificado. No tienen ni la más mínima idea lo que hace emocionalmente y físicamente con una mujer este proceso. No son ellos tampoco, si es que aún están ahí cuando nace la criatura, a quien les toca que quedarse 7/7 y 24/24h con esta criatura durante los primeros meses y años de su vida, de educarlos después y de encargarse en promedio el 75% del trabajo reproductivo cuando se está en pareja, el 100% cuando el hombre se largó, lo cual sucede muy a menudo cuando se ven la estadísticas crecientes de madres solteras.
¿Dónde están estas voces que le dicen NO al aborto seguro, NO a la educación sexual, NO al acceso gratuito de métodos de planificación familiar cuando se trata de denunciar las circunstancias de pobreza, de desnutrición, de ignorancia, de pobreza material, intelectual y emocional en la cual miles y miles de niños y niñas tienen que crecer en Guatemala? ¿Dónde están cuando se trata de denunciar las miles de mujeres muertas por abortos realizados en la clandestinidad y no seguros, las miles de madres-niñas que mueren porque sus cuerpecitos aun no estaban ni siquiera maduros para poder soportar un embarazo, las miles de vidas destrozadas de mujeres y jovencitas que no pudieron optar por un aborto seguro y decidir de sus propios cuerpos?
En países como Bélgica y Holanda, donde se ha legalizado el aborto desde hace varias decenas, no hubo una explosión de abortos. No es que las mujeres van a escoger el aborto como método de planificación. Ya ni que fuéramos estúpidas. Existen en estos países desde luego políticas de educación sexual, de acceso a métodos de planificación y de salud sexual que hacen que embarazos no deseado, prematuros, no planificados y/o no negociados no son tal elevados como en Guatemala o México.
Pero las mujeres tenemos que poder tener el derecho a escoger lo que vamos a hacer cuando nos encontramos en esa situación delicada y nos vemos confrontadas a un embarazo no deseado, no planificado y/o no negociado y más aun cuando es fruto de una violación. ¡Qué bueno si podemos contar entonces con el apoyo, comprensión y acuerdo de la pareja, la cual tiene su parte de responsabilidad en ese embarazo! Pero sobre todo, es importante poder contar con políticas que reconocen los derechos reproductivos y sexuales de las mujeres y con gobiernos y sociedades que ponen a disposición mecanismos seguros y éticos para que puedan escoger y abortar si así lo desean.
Mi solidaridad pues con las miles de mujeres guatemaltecas, mestizas, indígenas y garífunas y a toda persona que lucha por los derechos reproductivos y sexuales de las mujeres.
Mi solidaridad con las mujeres de Women on Waves que realizan un labor solidaridad internacional con y para las mujeres.
Mi solidaridad también con la lucha que se lleva a cabo por el reconocimiento del pluralismo jurídico en Guatemala.
Algún día tal vez, Guatemala será un país donde el ser mujer y el ser indígena no serán sinónimos de exclusión, dominación, explotación y muerte sino de igualdad, libertad, riqueza y vida!
Hasta entonces, la lucha continua!