Por Mariana Lara Palacios
La violencia contra la mujer no es tema nuevo en Guatemala. Nos ha tocado ver de cerca en los últimos años los casos paradigmáticos de Cristina Siekavizza y el de la bailarina Nancy Cruz. Sin embargo, éstas son sólo dos víctimas de los cientos que conforman las estadísticas cada año, sin contar las violaciones y otras formas de violencia contra la mujer.
El panorama no es más claro en el resto de Latinoamérica. Las muertes de las mujeres de Ciudad Juárez viene inmediatamente a la mente, y de forma más reciente, el caso de Chiara Páez, la adolescente Argentina que estando embarazada, fue asesinada y enterrada en el patio de la casa de su novio y que ha desencadenado una respuesta masiva al estilo Guatemalteco. Con el eslogan de “Ni una menos”, por medio de una manifestación llevada a cabo el día Miércoles 3 de Junio en la Plaza Congreso de la ciudad de Buenos Aires y en todo el país, acudieron cientos de miles de personas para demandar justicia y el cese de la extrema violencia en contra de las mujeres. Diferentes manifestaciones de apoyo a la campaña también se dejaron ver en Chile, Uruguay y Miami. En Argentina, solo en 2014, 277 mujeres fueron asesinadas (una cada 30 horas), según la asociación civil La Casa del Encuentro, que a falta de estadísticas oficiales lleva el seguimiento de los casos que aparecen en los medios de todo el país.
Así como la corrupción que carcome nuestro sistema político, el femicidio y otros problemas ya no se nos hacen raros, quizás porque de alguna forma el estigma de “país en vías de desarrollo” nos predispone a pensar que por esa razón el problema es algo que está profundamente enraizado en nuestras sociedades retrógradas y machistas.
Sin embargo y desafortunadamente, el problema no es exclusivo de los países en vías de desarrollo, es un problema mundial a todo nivel social y económico, que incluye, con estadísticas no menos alarmantes, a los países más desarrollados.
Para dar un ejemplo, en Italia 100 mujeres fueron asesinadas tan sólo en Octubre de 2012, lo que hace un promedio de 3.3 femicidios al día. Si siguiera la misma tendencia durante el año y tomando en cuenta el número de habitantes de Italia, estaríamos frente al país que muestra una de las cifras más elevadas en ambas regiones.
Otro ejemplo, en el Reino Unido y durante los últimos 10 años, una media de dos mujeres a la semana son asesinadas por su pareja o ex-pareja.
Erradicación del Femicidio, tema central del diálogo birregional sobre género UE-CELAC (Unión Europea-Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe).
El día uno de Junio se llevó a cabo en el Parlamento Europeo, la VIII Conferencia sobre feminicidio en el marco del Plan de Acción UE-CELAC 2013-2015. La conferencia discutió sobre la contribución real del “Diálogo Birregional sobre género” UE-CELAC a la erradicación del feminicidio/femicidio y el papel del principio de derecho internacional de la debida diligencia para lograr el objetivo. Este diálogo precede al evento de más alto nivel, la II Cumbre UE-CELAC a realizarse en Bruselas el 10 y 11 de Junio.
La conferencia contó con representantes de miembros parlamentarios del partido de los Verdes y con representantes de organizaciones feministas tanto Europeas como Latinoamericanas.
Los diálogos birregionales entre la Unión Europea y la Comunidad de Estados Latinoamericanos han reconocido los vínculos históricos y culturales que existen entre América Latina y Europa. La cumbre también fomenta la identidad y los valores compartidos entre ambas regiones.
El vínculo cultural es especialmente fuerte. Recuerdo haber tenido una plática ya hace un tiempo con un antropólogo Latinoamericano, quien haciendo un somero análisis de este vínculo y comparándolo con lo que fueron las colonizaciones por parte de naciones Europeas en otros continentes como Asia y África, hizo ver una diferencia clara. Los colonizadores que se asentaron en estos continentes para llevar a cabo las colonizaciones no se mezclaron con los nativos de África y de Asia. Sin embargo, en Latinoamérica, los colonizadores Españoles sucumbieron a los encantos de las princesas indígenas y las tomaron incluso sin su consentimiento. Este es un aspecto importante a considerar cuando se habla de machismo, pero lo dejaremos para un próximo análisis.
El hecho es que de esta forma se dio un mestizaje significativo. Tanto, que los valores y las costumbres que impusieron los Españoles, persisten en las actuales generaciones. De tal manera que temas como el femicidio y la violencia contra la mujer pueden ser abordados abiertamente y de forma conjunta para obtener resultados tangibles. Algo que no podría ser posible si se tratara de repúblicas islámicas por ejemplo, en donde prevalecen las normas religiosas y éstas no reconocen la igualdad entre hombres y mujeres.
Es así como desde la Cumbre de Santiago, llevada a cabo en 2013, se acordó abordar el tema del feminicidio, encontrar posibles respuestas de forma conjunta e intercambiar experiencias.
En cuanto a instrumentos internacionales y nacionales, podemos decir que Latinoamérica lleva una gran parte del tramo recorrido. La Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer “Convención de Belém do Pará”, adoptada en 1994, ha sido ratificada por la mayoría de países Latinoamericanos (a excepción de Belice, Colombia, Haití y Antigua y Barbuda, quienes únicamente están adheridos). Así mismo, las leyes penales de muchos países de la región cuentan ya con la figura criminal del femicidio, como es el caso de Guatemala, en donde además, se cuenta con juzgados y fiscalías especializadas en el tema de femicidio y de violencia contra la mujer.
En Europa, recientemente se adoptó el Convenio del Consejo de Europa sobre la Prevención y la Lucha contra la Violencia de Género y la Violencia Doméstica, más conocido como el “Convenio de Estambul”, el cual entró en vigor el día 1 de Agosto de 2014. Veinte años después que la Convención de Belém do Pará. A la fecha, la mayoría de países lo han ratificado.
Sin embargo, las leyes y tratados no han sido suficientes para erradicar este flagelo global. Es necesaria la voluntad política de hacerlo, traducida en medidas concretas para prevenir, investigar, sancionar y erradicar la violencia de género.
La conferencia trató específicamente de esto. De los avances que han habido, así como de los obstáculos y tareas pendientes de parte de los gobiernos de ambas regiones.
Asuntos pendientes y lecciones aprendidas.
La experiencia de muchos países Latinoamericanos ha sido la de contar formalmente con marcos legales elaborados que tipifican y castigan penalmente el crimen del femicidio o feminicidio. Esto es un paso grande. Sin embargo, el contar con instrumentos formales sin una política pública que haga efectiva su aplicación y de forma que realmente beneficie a las víctimas, es uno de los obstáculos a enfrentar. Adicionalmente, la tasa de impunidad en que quedan la mayoría de crímenes de esta naturaleza es muy alta. Citando un caso, en Brasil el 89% de los casos de feminicidio no cuentan con sentencia condenatoria.
En el caso de Europa, aún falta que se tipifique el feminicidio como delito independiente del homicidio simple en las legislaciones nacionales, pues muchas veces la muerte de una mujer por su condición de género, se tiene sólo como una agravante. En el caso de España, el concepto o noción de feminicidio se aplica sólo en los casos en que el agresor sea o haya sido pareja de la víctima. Así mismo, se debe monitorear de cerca la aplicación de la Convención de Estambul, que entró en vigor apenas el año pasado y lograr que el tema se trate desde una perspectiva de derechos humanos y no como simplemente un asunto de seguridad. La meta más ambiciosa a futuro es la promulgación de una directiva Europea, con efecto vinculante para todos los Estados Miembros.
Las panelistas de ambas regiones estuvieron de acuerdo en que faltan medidas de prevención, pues los Estados han sido hasta ahora meramente asistenciales, recursos financieros para brindar servicios especializados, coordinación y comunicación interinstitucional, establecimiento de indicadores para medir efectivamente el impacto de las leyes y medidas adoptadas, celeridad para la emisión de medidas de seguridad y concienciar a los funcionarios públicos, que en su mayoría son hombres.
Como se sitúa Guatemala dentro de este panorama.
Como se mencionó anteriormente, Guatemala cuenta con una de las legislaciones en materia de violencia contra la mujer y de femicidio más elaboradas y avanzadas de la región Latinoamericana. Las organizaciones feministas y de mujeres indígenas continúan arduamente su trabajo de incidencia política. Así mismo, uno de los avances destacados en materia de violencia contra la mujer y feminicidio, aparte de los marcos jurídicos e instituciones especializadas, es el proyecto de levantamiento de datos estadísticos que está en marcha.
Tuve la oportunidad de conversar con la panelista Guatemalteca, Maya Alvarado, Directora de la de la Unión Nacional de Mujeres de Guatemala (UNAMG) luego de finalizada la conferencia. Le pregunté específicamente sobre la aplicación en Guatemala del “Modelo de protocolo de investigación para los casos de feminicidio” como una forma de lograr la debida diligencia, elaborado por las Naciones Unidas. En concreto, si se conoce dicho protocolo y en caso afirmativo, si se aplica o no. Su respuesta fue que el problema no es la falta de herramientas, éstas se conocen bien y las tienen a disposición, el problema es que queda a discreción de los funcionarios públicos aplicarlos o no, en el caso de los protocolos.
Así mismo, manifestó que desgraciadamente, también este campo está plagado de corrupción. Como ejemplo, citó los kits de píldoras de emergencia que se deben proveer a las víctimas de violaciones sexuales. Éstos no son suficientes al parecer, pero no porque sean escasos, sino porque muchos de éstos son extraídos y vendidos de forma fraudulenta fuera de la institución que los administra.
A pesar de que una de las conclusiones de la conferencia fue nuevamente que aún falta mucho por hacer, constituyó un ejercicio productivo, pues es de estas mesas de diálogo de las que han surgido iniciativas que aunque de forma lenta, han logrado ciertos cambios y mejoras.
Lamentablemente, aunque han habido logros en ambas regiones la violencia contra la mujer y los femicidios no se han podido erradicar, es más, se han incrementado en los últimos años de forma alarmante. Es una situación que genera frustración naturalmente, pero que en lugar de provocar desgaste, debiera dar como resultado una estrategia más integral, con propuestas concretas y medibles. Así mismo, el movimiento de toda la ciudadanía para que cese este flagelo que afecta a nuestras sociedades es necesario. Se esperaría que así como la marcha masiva del 3 de Junio en Argentina, surjan otras movilizaciones a gran escala en ambas regiones que salgan a la calle a demandar enérgicamente, NI UNA MENOS.
*Fuentes:
- Feminicidio: Un Fenómeno Global (de Santiago a Bruselas). Fundción Heinrich Boell, Mayo de 2015.
- El feminicido en la Unión Europea y América Latina. CIFCA, Grupo Sur y con el apoyo de Oxfam Solidaridad, 2014.
- http://www.equaltimes.org/el-convenio-de-estambul-renueva-la?lang=en#.VXA6IUb3hOY
-http://www.europarl.europa.eu/intcoop/eurolat/key_documents/summits_eu_alc/1_celac-ue_2013/santiago_declaration_es.pdf
http://conigualdad.org/ratificado-el-convenio-de-estambul-de-prevencion-contra-la-violencia-de-genero/
-http://www.nuevatribuna.es/articulo/america-latina/manifestaciones-masivas-argentina-feminicidio/20150604082835116748.html