Hace ya varias semanas que estoy (al igual que muchos) de atenta expectadora a las controvertidas declaraciones de Donald Trump acerca de los mexicanos. El desarrollo del asunto ha sido tan rápido que cada mañana me encuentro con más declaraciones, más contratos cancelados y más renuncias de “misses”. Así que debo decir que deseo fervientemente que Donald Trump siga diciendo tantas estupideces como hasta ahora.
¿Por qué? Sencillamente y sin darle muchas vueltas al asunto, veamos cómo este asunto nos ha beneficiado especialmente a los latinoamericanos:
1. La solidaridad que hemos manifestado hacia nuestros hermanos mexicanos y latinoamericanos en general, que tratan de iniciar honestamente una nueva vida en los Estados Unidos, demuestra que a pesar de cualquier desaveniencia entre países estamos identificados como grupo, como poblaciones que han sufrido similares circunstancias históricas, políticas y culturales. En otras circunstancias, las diferencias entre países han quedado evidenciadas. Rencillas y largos conflictos históricos y territoriales son cuestiones aun vigentes. Sin embargo, cuando ésta declaración se puso tan fea (como la misma cara de Trump), no dudamos en salir a defender y solidarizarnos los unos con los otros. Fue una ola fuerte de rechazo y de solidaridad al mismo tiempo, al punto que grandes empresas televisivas prefirieran perder contratos millonarios con este señor. Hay esperanza.
2. Hace un tiempo me comentaba un amigo en las redes sociales y en respuesta a mi repudio al “Miss Universo” y mi deseo de que en un futuro, aunque fuera lejano, éste denigrante concurso se cancelara, que ésto no sería posible, pues es una franquicia que representa mucho dinero, y no solo para Trump. Por supuesto, sus argumentos eran lógicos y realistas. Sin embargo, seguía pensando que aun cuando ese día yo no lo viera, vendría. Y bueno, éste suceso no quiere decir que el “Miss Universo” se cancelará, pero lo que es cierto es que éste año muchas organizaciones latinoamericanas no enviarán representante a tan “afamado” concurso a nivel mundial (con Guatemala como una de las lamentables excepciones). Esto ya es un pequeño triunfo. Si le damos más tiempo y Trump continúa echando polvorín al asunto, mi deseo pudiera convertirse en una futura realidad que quizás mis ojos sí alcancen ver. ¿Por qué no?
3. La población latinoamericana en Estados Unidos, como es sabido, es la mayor de las minorías, así que su voto es y ha sido, decisivo. Si Donald Trump creía que tenía oportunidad de ganar las elecciones presidenciales cuando anunció su candidatura, hoy por hoy ha de estar teniendo pesadillas visionarias de su derrota, con los latinos y un gran número de la población anglosajona en su contra. Lo anterior me alegra, pues tengo varios amigos quienes por razones del destino viven en los Estados Unidos. ¡Qué salvada!
Por último y fantaseando un poco, si tuviera enfrente a Mr. Trump, le haría las siguientes observaciones,
1. El tratado de libre comercio NAFTA (por sus siglas en Inglés) fue impulsado por los Estados Unidos, en primer lugar, porque son precisamente ellos y las grandes empresas quienes se benefician del mismo, especialmente porque necesitan el petróleo mexicano y porque sus exportaciones a dicho país son mayores que sus importaciones. Además, las pequeñas y medianas empresas mexicanas, que no contaban con los mismos recursos para competir, salieron del mercado. Esto no fue lo que inicialmente se esperaba, no al menos para un país en el que la prioridad de un tratado de tal índole debía ser la multiplicación de oportunidades y no el ser una plataforma de negocio para las empresas poderosas.
2. Ya que usted dice que los mexicanos son criminales, violan y trafican drogas, me permito recordarle que las masacres más grotescas acontecidas en los Estados Unidos no han sido cometidas por mexicanos u otros latinoamericanos. Sin ir tan lejos y para poner un ejemplo reciente, la de Charlestone fue llevada a cabo por un ciudadano americano que es además, blanco y rubio... la clase de americano que usted quisiera en su país, sospecho. ¡Buena suerte! Y en cuanto al tráfico de drogas, le pregunto, ¿no es tan culpable el que las produce como el que las consume? En ese sucio negocio, todos los involucrados tienen un interés. Punto.
3. Por último, permítame que le aconseje un cambio en su “staff”, especialmente sus asesores políticos, pues si pensaron que con las declaraciones que dió iba a conseguir más adeptos, no me cabe duda que ellos saben tanto de política, como yo de mecánica... aunque por el desagrado que me provoca su cara y su mirada, maquiavélica y prepotente, sospecho que todo esto fue fruto de su propia creatividad. Le aconsejo, mejor dedíquese a los negocios. Es decir, a los que aun le quedan...